En el lugar incorrecto.. [free]

Tras más de una hora metida en aquella sala de tortura a penas lograba recordar por qué me habían llevado allí esta vez. A veces no tenían un motivo real, la gente que se suponía cuidaba de nosotros tenían unos pasatiempos más enfermizos que los de cualquier enfermo mental como yo.

Sangraba por la nariz, por los oídos, tenía cortes y quemaduras en brazos y piernas y moratones por todo el cuerpo, pero no sólo de aquella última vez, lo peor era cuando me cubrían la cara con un plástico y me metían la cabeza en un barril de agua helada, ahogamiento simulado. No podía gritar, ni moverme cuando me hacían eso, pero luego ya se habían encargado de que gritara, de que me retorciera y de que les rogara que pararan, adoraban escucharnos suplicar, iban de dioses torturando a mortales. Y luego yo era la loca...

Me arrastraron entre dos de ellos hasta la enfermería, empapada y casi sin fuerzas ni ganas de continuar respirando. Me dejaron en un cama y pude notar como me ataban muñecas y tobillos con unas correas para evitar que me moviera. Proferí un gemido cuando las apretaron demasiado, las dejarían así, cortándome la circulación. Luego me taparon con una manta, les daba igual que tuviera frío, la manta simplemente no dejaba ver lo que acababan de hacerme.

Paseaba canturreandome por los corredores, los efectos de la droga que me daban para no utilizar mis poderes estaban comenzando a pasear, y tarareaba en voz baja la melodía de una suite de Bach para violín solo.

Mis pasos apenas y hacian ruido en los pasillos, andaba de puntillas, moviendome, mas bien danzando al compás de la música que tarareaba, tenía la gracia de una bailarina clásica, mi abuela habia sido bailarina de Ballet y me habia enseñado algunas cosas que yo siendo una diosa de las artes bajada a convivir a la tierra con los aburridos mortales, habia aprendido rápido y de manera talentosa.

Mientras pasaba por la enfermería noté salir a algunos de los cuidadores, así que fingí rapidamente que estaba mal y desorientada por la droga, o de lo contrario me volverían a inyectar, y no tenía muchas ganas, tan solo en el día me habian metido cuatro jeringas, y pues si me dieran otras cosas mas que jeringas, tal vez no me sentiría tan desorientada y tan mal.

Cuando los guardias se hubieron retirado, me asomé al interior de la habitación...habia dos personas en aquel cuarto, una de ellas estaba atada a la cama, pero como estaba cubierta de pies a cabeza y la otra, apenas lo ví y pensé " enlistenme en la siguiente fila de enfermeras que atiendan a ese filete"....bueno no es que fuera así que digamos un Apolo, pero en tiempos de hambre cualquier pan te sabe a Banquete de día de bodas...y el chico estaba como para remojarlo en una taza de chocolate caliente...osea que era un bizcocho.

Pero a lo mejor era uno de esos raros enfermos que suele haber en este lugar, estoy casi segura que convivir con ellos no es buena idea, avecez siento que sus raras costumbres se me empiezan a pegar, es la presión del lugar, hacerte sentir loca, una mas de ellos cuando en realidad yo era bastante cuerda, brillante y hermosa.

Me introduje en el lugar en silencio, y entonces murmuré en voz baja
-Es un raro lugar para tomar una siesta...pero en fin...cada quien tiene sus perversiones...-me aproximé con un gracioso contoneo en mis caderas a donde se encontraba el joven y mire el bulto que habia debajo de la sabana blanca, me pusé en los pies del joven, mirandolo fijamente, mis ojos lucían mas verdes que de costumbre y le dije
-No te da miedo dormir junto a un bulto...quizá sea un cadaver.-