Unexpected (Ethan)

No había sido una buena noche, no se trataba de no poder dormir por falta de sueño, eran todas esas voces en la cabeza, a veces no sabía que era peor, si que me drogaran hasta que caía rendida o que me redujeran la medicación sólo para verme sufrir. No sólo escuchaba la voz de Kyle sugiriéndome una y otra vez que escapara de allí, que quemara algo, que golpeara a alguien... no, también escuchaba las risas de los guardias, de las enfermeras, de los celadores, del restos de presos y pacientes, como si hicieran eco en mi cabeza. Habían sido ocho horas sin sol verdaderamente largas.

Tras el último numerito en el comedor, por el que había sido castigada a fregar los suelos del hospital, habían considerado que necesitaba una buena lección y me habían dejado encerrada en mi celda, sin poder ir a desayunar, eso alteraría totalmente mi rutina, me enfurecía y sólo quería gritar y patalear, pero no tenía fuerzas. Estaba agazapada en una esquina de la celda, abrazada a mis rodillas, murmurando por lo bajo, tarareando la misma canción que mi madre me había tarareado de pequeña, cuando aún era normal, cuando aún no estaba loca, cuando escuché como abrían lentamente la puerta.

Por un instante tuve miedo, no había razón para que vinieran a buscarme, a no ser que fueran a llevarme a aquella odiosa sala donde nos hacían daño, o quizás alguno de los científicos hubiera vuelto a pedir una coballa humana para jugar a ser dioses... como los odiaba. -Levanta, pequeña, tienes visita- dudé un instante de si aquello era real, quizá sólo lo estuviera imaginando y en verdad seguía allí sola y encerrada. -¿No me has oído, Irina? Ponte de pie- dijo con tono autoritario, le miré frunciendo el ceño, sin moverme y él se acercó y me agarró del brazo, tirando de mi para que me pusiera de pie, sin duda alguna era real, una alucinación no podía hacerme eso. -Estúpida niña. Ahora a parte de loca, eres sorda también... mira que aspecto tienes, da pena verte- no sabía exactamente como lucía, no podía verme, pero suponía que mal, no sólo por no dormir, ellos tenían gran parte de culpa por lo que me hacían, por golpearme y arrastrarme ¿y encima me decían que daba pena?

El enfermero me sacó de la celda y me llevó agarrada del brazo por todo el hospital hacia la zona de visitas, explicándome las mismas normas de siempre, diciéndome que no intentara nada, que me vigilarían en todo momento, pero a mi eso me daba igual yo sólo podía pensar en quién sería la persona que venía a verme... ¿Bliss? No, imposible, no la dejaban venir... era una verdadera injusticia, era la única persona a la que realmente quería ver.

Un solo mensaje le había bastado para despertarlo y hacerle salir disparado de su cama para ducharse con rapidez con el objetivo de cumplir una promesa que había pactado con una compañera suya, traerle información sobre el estado de su hermana. Al principio lo hacía por hacer, ya que Bliss confiaba en su capacidad para poder colarse en el hospital si fuese necesario, pero luego se convirtió en una especie de deber. No siempre hablaba con ella, en ocasiones simplemente la observaba en silencio. Él contestó moviendo sus dedos con rapidez : "En unos quince minutos estaré ahí, luego te cuento cómo se encuentra". Dicho aquello, se vistió con unos vaqueros desgastados y una camiseta de tirantes, salió de su casa y su casa y comenzó a caminar en dirección al hospital.

Ese lugar le erizaba el vello, le daba muy mala espina. No entendía cómo los pacientes soportaban semejante tormento. Debía ser horrible para ellos el no poder tener contacto con el exterior. Entró en el antiguo edificio y se dirigió a la recepción, fingiendo no haberse percatado de las miradas desconfiadas de la estúpida de la secretaria.

-¿Qué desea?-dijo con un tono borde y seco-.
-Deseo hacer una visita a una paciente, su nombre es Irina-dijo con el mismo tono cortante que ella-.
-En breves irán a por ella, espera en la sala de visitas-dijo con la vista fija en Ethan-.

Él asintió y se despidió de la secretaria con un gesto con la mano, como si la conociera de toda la vida. Mientras se dirigía al lugar que le había indicado, se fijaba en las miradas de las personas que estaban ahí, miradas llenas de impotencia y deseo de ser libres para siempre. Ethan escuchó unos pasos, los de un enfermero que trataba de mala manera a Irina. Le dieron ganas de romperle la cara de un puñetazo, mas reprimió sus violentos impulsos. Cuando el enfermero se marchó, Ethan se acercó a Irina y le puso una mano sobre el hombro.

-Tranquila, ya estoy aquí -dijo mirándola con una débil sonrisa-. ¿Estás bien? -preguntó precavido, a pesar de que la respuesta era obvia y visible en ella-.

Me arrastraron hasta la sala de visita, no podía negar que estaba emocionada, aunque eso no lograba que me sintiera mejor tal y como estaban las cosas. Por el camino miraba fijamente a los pacientes que me iba cruzando, ellos eran diferentes a nosotros, a ellos los trataban mucho mejor porque ellos estaban locos, sí, pero no hacían esas cosas que nosotros sí hacíamos, no eran un peligro para la autoridad.

El enfermero abrió la puerta de un golpe y me empujó dentro de la sala de visitas. -Y nada de tonterías, Irina, ya sabes cual es el castigo...- me advirtió, antes de dar media vuelta y marcharse. Bajé la mirada un instante, recordando lo que me había hecho la última vez que una visita no había terminado bien (es decir, conmigo gritando y amenazando con quemar hasta los cimientos aquel hospital... si es que se lo podía llamar así).

Cuando noté una mano en mi hombro levanté la mirada lentamente y me quedé fría. Era Ethan, sabia que era él porque me estaba tocando y lo notaba, si hubiera sido Kyle, si me lo estuviera imaginando, no podría notarlo, los demás no le verían... era tan horrible para mi que se parecieran tanto. -El enfermero dice que doy pena...- de haber sabido que iba a venir a verme hubiera intentado estar presentable, pero eso no era posible, pocas veces alguien allí dentro podía saber con antelación que le visitarían. De todos modos me sentía mejor estando el allí, tendría que traer alguna noticia sobre ella, alguna buena noticia. -¿Bliss no va a venir, verdad?- sabía que la respuesta sería no, pero siempre tenía la esperanza de que llegara tarde, que pudiera escaparse... Ethan era mi enlace con ella.

Se quedó en silencio y como helado tras escuchar lo que Irina le dijo sobre el enfermero. Era ridículo que una persona se pasara años estudiando una carrera como aquella y tratar así a los demás, cuando su oficio requería una serie de condiciones que lógicamente ellos no poseían.

-No vas tan mal Irina, y de todos modos ,piensa en el pobre enfermero, esa cara de idiota que tiene no se la quita nadie-dijo a tono de broma-.

Quién sabe, tal vez no era el mejor momento para bromear, pero era como un acto reflejo, si alguien estaba mal, Ethan bromeaba sin mala intención para suavizar cualquier situación. Negó levemente tras su siguiente pregunta, bastante apenado por verla tan desanimada, pero era completamente normal. Si fuese él quien estuviera en el hospital, la única persona a la que querría ver sería a Jessica, y trataría de saber noticias sobre ella por medio de otra persona.

-Te aseguro que tenía muchas ganas de verte y saber de ti, pero entiende que es complicado que le permitan el acceso si reconocen que es de tu familia -le explicó-. No sé cómo, ni cuando, pero le ayudaré a sacarte de este lugar, estate segura -dijo mirándola sinceramente-.
Pero para ello, debes controlarte, y con ello me refiero a que no provoques a ningún trabajador, que acates órdenes y sobretodo, que comas y te cuides-finalizó-.

Se sentía como un padre aconsejando a su hija adolescente, pero el único modo de salir, comenzaría por pasar desapercibida.

Sonreí cuando dijo que el enfermero tenía cara de idiota, sí que la tenía, la verdad... la única manera que tenía de meterme con ellos era insultándoles, a veces a la cara, a veces por lo bajo, pero ellos te devolvían los insultos o te cerraban la boca con una bofetada... no era agradable tener que guardarse todas aquellas cosas.

Mamá y papá eran crueles, sabía que ellos no querían mi verme y que a ella se lo prohibían, pero también sabía que tarde o temprano Bliss haría algo y yo podría salir de allí. Escuché atenta los consejo de Ethan, nada nuevo la verdad, siempre diciendo que pasara desapercibida, que no llamara la atención, hacerme olvidar para que luego no se esperaran que hiciera algo, pero era complicado, sobre todo cuando se trataba de comida, o cuando simplemente ellos venían a provocarme, o se metían en mi celda por las noches... no siempre era yo, no siempre era mi culpa. -No es tan fácil...- me justifiqué, negando con la cabeza. -Ellos lo provocan, siguen haciéndome cosas, siguen experimentando y quiero que paren, prometieron que sacarían todas esas voces de mi cabeza pero no lo han hecho- y a veces era muy difícil ignorar lo que decían, no me daba cuenta de que había hecho algo malo hasta que era demasiado tarde. -No te enfades...- le pedí, mirándole con tristeza, sabía lo mucho que se esforzaban por ayudar desde fuera y no quería estropearlo, pero no lo podía evitar.

Ethan la miró intentando mostrarse lo mas comprensivo posible, pero era difícil empatizar con una persona que tuviera semejante problema, ya que eso son cosas que solamente viviéndolas se puede hacer una idea de la gravedad de la situación. Muchas veces había intentado buscar junto a Bliss una manera de hacer que su hermana escapara de ese lugar, para poder irse lejos y donde ellas pudieran empezar una nueva vida. Tal vez ella no estaba preparada para salir de un hospital psiquiátrico, realmente Ethan desconocía las causas por las que ella estaba ahí. Pero lo que sabía con certeza, era que el ambiente en el que se veía envuelta no era el idóneo para ella.

-Bueno, entiendo que es complicado pero ahora tienes que ser fuerte e intentar aguantar el máximo tiempo posible, no decaer ante nada y tener mucha fortaleza interior, mucha –dijo sonriendo de lado-. No les des el placer de verte mal

Sabía que ella era capaz de hacerlo, si había conseguido aguantar tanto tiempo, ahora debería seguir igual, ya que si decaía, los enfermeros y guardias la tratarían con mayor dureza. Negó con la cabeza mirándola con algo de ternura, cosa que él no estaba acostumbrado a sentir por nadie a parte de por Jessica.

-¿Escuhas voces? – preguntó recordando que anteriormente la joven había mencionado algo sobre aquello, sobre que los enfermeros habían prometido que sacarían de su cabeza esas voces-.

Le agarró con delicadeza del brazo y se dirigió con ella hacia unas sillas que estaba en la sala. Tal vez su caso era mas grave de lo que Ethan sospechaba, tal vez esas voces que decía escuchar eran las causantes de muchos de sus actos cometidos en el hospital. Ethan se sentó y le acercó la silla que estaba libre para que ella se sentase y le pudiera explicar el origen de esas voces.

-Quiero que me expliques exactamente lo que te dicen esas voces, y si crees que pertenecen a alguien que conozcas, algún ser querido, familiar o amigo-dijo mirándola con fijeza-.

A veces deseaba que todas las personas que me decía que tenía que ser fuerte se pasar un par de horas siendo yo, sintiendo lo que yo sentía, viendo las cosas como yo las veía, tan alteradas, tan irreales, que aguantaran lo que yo en la sala de tortura, que les pusieran la camisa de fuerza y terminaran sangrando de intentar forcejear para quitársela... y luego, después de desear todo aquello, me sentía una basura por querer, por un instante, que alguien que intentaba ayudarme sufriera tal dolor.

Me gustaba como me miraba, me hacía sentir bien, así me miraba Bliss, como si en verdad le importara, pero mi sonrisa fue fugaz, desapareció cuando me preguntó por las voces y me llevó con él al otro lado de la sala para que me sentara. Era como si me estuviera interrogando y hablar de aquellos temas con alguien de fuera, con alguien cuerdo, era difícil.

-Suelen ser dos voces, pero a veces son más- tantas que no sabía como podía estar todas en mi cabeza, a veces eran murmullos incomprensibles y otras gritos desgarradores. -Una es de un hombre adulto, se porta muy mal conmigo... sé que es sólo una alucinación, pero cuando aparece es tan real que no logro distinguir que es verdad y que no- por mucho que me dijeran que no estaba ahí, cuando realmente enloquecía era incapaz de atender a razones. Mauro me llevaría con él, era mucho peor que los científicos, los enfemeros y los guardias juntos, él haría daño a Bliss y me haría daño a mi... En cuanto a la segunda voz, en cuanto a Kyle, explicarle eso precisamente a Ethan me resultaba muy difícil, resultaría irónico,pero me daba vergüenza, ya era evidente que estaba loca ¿no? pero no quería que pensara que ademas el problema iba con él... no era mi culpa que fueran tan parecidos, Kyle apareció mucho antes de haberle conocido.

-El otro es un chico, dice que se llama Kyle... él es el que me mete en casi todos los líos, dice que puedo irme cuando quiera, que puedo utilizar eso que han metido en mi cabeza para acabar con todos y marcharme... - cuando decía eso que me han metido en la cabeza básicamente me refería a lo que los científicos llamaban telequinesis, decían que era un peligro, que podía hacer mucho daño y por eso me inyectaban ese líquido morado todos los días, así tenía los brazos, llenos de marcas de agujas, tenían que hacerlo así porque sabían que no me tomaría las pastillas. -Es muy convincente ¿sabes?- pero era culpa mía, por hacerle caso, aunque la mayoría de las veces lo hacía sólo para que se callara, me decía que si hacía lo que me decía me dejaría en paz.

Ethan no podía decir que había experimentado tal situación, pero había experimentado el dolor físico y psicológico, la carencia de tacto y paciencia y la falta de cariño. Había aprendido a que es mejor no esperar nada de nadie que estar esperando siempre, que las apariencias engañen y que la gente que te quiere se puede contar con los dedos de una mano, y encima sobran dedos.

En eso podía ayudarla, compartir vivencias con ella y ayudarle a crearse una coraza protectora para salir airosa de muchas situaciones. Para él el refrán que mejor se le adaptaba era el de “El pez grande se come al pequeño”, y no cabía duda de que Ethan luchaba por ser ese pez grande. Podía entender que hablar de un tema tan delicado con otra persona era complicado, precisamente Ethan no le había contado lo ocurrido sobre su vida pasada a nadie, prefería guardárselo para él mismo, y no parecer vulnerable frente a nadie.

-Recuerda que no te lo pregunto para juzgarte, sino para comprenderte-dijo antes de que Irina se decidiese a hablar-.

Escuchaba sus palabras con atención, desviando de vez en cuando la mirada de ella para que no se sintiera incomodada, ya que cuando fijaba demasiado la mirada en otra persona, solían sentirse incomodadas o intimidadas, ya que su aspecto era bastante macarra, como si fuese un delincuente juvenil. Lo que era , es cleptómano, solía robar cosas sin mucho valor para sentirse mejor, aunque luego lo devolvía o lo olvidaba en algún rincón.

-Entiendo… -dijo asintiendo levemente-. Kyle te… dice lo que tienes que hacer para escapar de este lugar…- dijo asimilándolo con algo de lentitud-. ¿Alguna vez Kyle te ha pedido que le hagas daño a alguien?

Se sentía algo raro hablando como si ese tal Kyle no fuese solamente producto de la imaginación de Irina, pero no quería incomodarla o hacerle creer que lo que pensaba eran estupideces, ya que lo que quería lograr era ayudarla si los enfermeros no estaban por la labor de hacerlo.

-No soy quien para juzgarte Irina, no te voy a tratar de manera diferente, lo que quiero saber es el porqué de todo esto-dijo cogiendo una de las manos de la rubia entre las suyas-. Estoy de tu parte, para ayudarte y comprenderte-dijo mirándola -.

No me importara que me juzgaran, ya me había cansado, el veredicto era siempre el mismo ¡¡LOCA!! Así de sencillo, era verdad y estaba acostumbrada a que me lo llamaran, no era como el resto de pacientes que se enfurecían,ya me daba igual.

Bajé la mirada ante sus ojos,para querer ayudarme tenía la sensación de que me miraba como si en cualquier momento fuera a saltar sobre mi para estrangularme... temía que fueran sólo imaginaciones mías y por eso no dije nada, pero sabía que mucha gente pensaba mal de Ethan, pero era porque no le conocían en absoluto. Tragué saliva cuando me preguntó si Kyle me había pedido alguna vez que dañara a alguien... lo raro era que me pidiera lo contrario. -Continuamente- murmuré, recordando la única vez hasta el momento que había estado tan fuera de mi que había logrado herir de gravedad a uno de los guardias... él se lo había buscado y Kyle me había dicho que se lo merecía.

-¿Crees que si entendiera porqué pasa todo esto no intentaría ponerle solución? Son ellos, Ethan- me refería siempre a la gente del gobierno y a sus seguidores como "ellos", no sabía sus nombres ni quería saberlos, sólo quería verlos caer a todos, verlos sufrir siendo encerrados allí dentro. -No sé como lo hacen, quizás envenenen el aire, o el agua... o lo hagan mediante ondas de radio o mensajes subliminales, no lo sé. Nos han vuelto locos a todos los que estamos aquí y pronto vosotros sereis los siguientes- sí, ya estaba divagando, mis extrañas opiniones sobre el raro comportamiendo de la población siempre me metían en líos, pero sabía que al menos Bliss estaba de mi parte.

Ethan notó como Irina bajaba la mirada, algo que no le causaba ningún tipo de sorpresa, ya que sabía que las circunstancias le habían hecho volverse desconfiada, al igual que él. ¿De quien fiarse en ese lugar? ¿Cómo se podía tener la certeza de que no te fallarían? Eso era imposible, en un hospital psiquiátrico de ese tipo, y mucho menos teniendo en cuenta el trato que recibían de los trabajadores del lugar. Se quedó callado y quieto cuando escuchó las palabras de Irina, y giró la vista hacia derecha e izquierda para asegurarse que ningún guardia sería testigo de la conversación que estaban a punto de tener.

-Irina, no se si estás informada o no sobre lo que te voy a decir, pero yo, al igual que mi hermana y tu hermana somos inmunes al virus que suministran en Svelven-dijo en un tono de voz considerable para que solamente Irina fuese capaz de verlo-. No entiendo como, ni porqué , pero el virus no afecta a nuestro sistema, hemos desarrollado una inmunidad y ni siquiera se la razón científica que lo explique…-comentó con el mismo tono moderado de voz-.

Grupo de la resistencia, así lo llamaban, y en la universidad habían muchas mas personas como ellos que intentaban investigar las razones de propagación del virus, e intentaban buscar soluciones para poner fin a esa epidemia. Ethan iba por libre, algunas veces había intercambiado algún tipo de dato o información, pero por lo común solía sacar sus propias conclusiones, y las compartía con gente de su total confianza.

-Tal vez los científicos sometan a pruebas a alguno de los nuestros, y puede que intenten inventar alguna medicina para que no os afecte también a vosotros ¿No? –dijo pensando que los científicos iban de su parte-. Y en cuento a … Kyle… ¿No puedes simplemente dejar de escucharle? –preguntó para asegurarse de ello, ya que carecía de conocimiento de causa-.

Me habian encerrado allí cuando era joven, ignorando mis teorías y no había tenido contacto con nadie que informara sinceramente sobre lo que ocurría (al contrario, todo el mundo pretendía sacarme esa idea de la cabeza), pero ahora que Ethan me decía que estaba en lo cierto no podía evitar sentirme mejor... ¿significaba eso que no estaba loca? No, probablemente no, pero por lo menos no todo lo que pasaba por mi cabeza era delirios debidos a la esquizofrenia.

-Bliss...- musité, si ella era inmune significaba que no estaba bajo su contral, igual que él y por eso tenían voluntad y trataban de sacarme de allí... sabía que había tenido alguna conversación parecida a esa antes, pero los médicos se esforzaban tanto en eliminar esa idea de mi mente que no podía estar segura. -Ellos me hacen pruebas, muchas pruebas, me inyectan cosas... pero dicen que no funcionan. Hacen que me ponga enferma y no puedo dormir, me provocan dolor y... por eso puedo hacer eso que hago- lo de mover cosas con la mente, ese había sido quizás el por de todos sus experimentos. -No sé que pretender, pero odio que lo prueben conmigo- mantuve hasta ese momento el tono bajo, murmurando, para que nadie nos escuchara, pero cuando mencionó de nuevo a Kyle traté de hablar con más normalidad, los guardias comenzaban a sospechar. -Aparece cuando quiere, no puedo evitarlo y aunque me tape los oídos él sigue ahí y no se calla, grita más...- ignorarle siempre era peor.

Me sentí mal por un isntante, pero no quería pensar en Kyle, no teniendo a Ethan delante, él era real y con las pocas visitas que recibía, quería aprovechar ese tiempo para hablar sobre el exterior y no sobre lo que ocurría en Vecordia, de eso ya tenía más que suficiente.

Sonrió al percatarse de que por lo visto le había devuelto un halo de esperanza a Irina, la cual seguramente no había tenido ningún tipo de contacto con el exterior, razón por la cual no sabía lo de su hermana. Esa conversación la habían tenido tiempo atrás, pero los experimentos de esos tipos le habían provocado algunas lagunas en su memoria. Les trataban como cobayas de laboratorio, como si las personas no tuvieran sentimientos ni razones por las que luchar, pero Irina era un claro ejemplo de que a pesar de lo que le hicieran, debía aguantar para volver a reunirse con su hermana.

-Exacto, Bliss –repitió manteniendo la misma sonrisa alentadora para que pudiera sentirse feliz por primera vez en tanto tiempo-. Haré todo lo posible para que sea ella la que te visite la próxima vez, y si es necesario yo me encargaré del disfraz, del maquillaje y de la peluca- dijo guiñándole un ojo con complicidad-.

Cuando escuchó lo que Irina le comentó acerca de los médicos tuvo que apretar la mandíbula con fuerza para mantenerse tranquilo y sereno, ya que sabia que si no se controlaba la situación podría volverse violenta contra todo aquel que le hubiese causado algún tipo de dolor. Esas personas le recordaban a su padre, ya que ambos utilizaban el dolor físico y psicológico para su propio beneficio, los médicos ganando dinero, y su padre creyendo que de esa manera podía ejercer autoridad y respeto. Y en esos momentos, podía confirmar con total certeza, que si su padre se encontrase en esos momentos frente a él, lo mataría con sus propias manos sin pudor alguno. Intentó sin mucho éxito mostrarse menos tenso, para no transmitirle una mala sensación a Irina.

-Algún día pagarán todo el daño que están causando, te lo aseguro –murmuró manteniendo la visa fija en el techo-. Y Kyle, ¿Desde cuando apareció en tu mente? –preguntó apoyando su espalda en el respaldo de la silla-.

Solté una risita cuando dijo que disfrazaría a Bliss para que pudiera venir a verme, me la imaginaba vestida de payaso, aunque no fuera la mejor opción para pasar desapercibida... en verdad lo que me hacía ilusión era que ella viniera, poder verla al fin, abrazarla y pasar un rato juntas... pero lo veía tan complicado.

Noté lo nervioso que se puso cuando le hablé de lo que me hacían, aquello no era nada, si me ponía a describirle los métodos que había llegado a utilizar para infringirme castigos corporales, era capaz de levantarse y empezar a puñetazo limpio con los que estaban allí y eso, realmente, no beneficiaba a nadie. Le cogí de la mano y sonreí. -Kyle es un idiota... pero la verdad es que lleva años conmigo, tanto que ya ni me acuerdo de la primera vez que hablamos- primero sólo le veía, pero después también le escuché y fue cuando todo empezó a ir mal de verdad. -No te preocupes por él, intentaré mantenerlo controlado- aunque sabía que no era posible, sólo quería que Ethan no estuviera enfadado.

Sonreí un poco y me doble, fingiendo que remangaba el bajo del pantalón de mi pijama. -Tengo algo para ti- lo llevaba escondido en el dobladillo, siempre conmigo, era consciente de que no podría tenerlo durante mucho tiempo y él era la persona perfecta para guardarlo. -Se lo robé a un guardia... se quitan estas cosas sin van a pegarnos, para no dejarnos marcas que los puedan inculpar-

Spoiler:

-Sé que te gusta coger las cosas que no son tuyas- dije con una sonrisa pícara, era bastante liberal con la palabra robar, a mi también me gustaba hacerlo de vez en cuando, aunque las oportunidad eran esacasas. No podía tener el sello en mi poder mucho tiempo, si lo encontraba en mi ropa o en mi celda me acusarían de ladrona y el castigo sería de lo peor.

Rió ligeramente junto a Irina al ver que la chica al fin se decidía
a reír, ahora seguramente necesitaba la risa y los momentos de distracción para olvidarse al menos del lugar en el que se encontraba, o como mínimo, hacerlo llevadero. Debería sacar información sobre las
personas que trabajaban en el lugar, y algún lugar oculto como un túnel de ventilación o algo semejante para ayudar a Bliss, tal vez Jessie podía ayudarle a concretar información. Se sintió algo aliviado al notar como Irina agarraba su mano, seguramente después de haber notado que se había puesto algo nervioso.

Era extraño lo que Irina le transmitía, ya que se sentía como en la obligación de protegerla de cualquier mal, como si fuera su hermana. Aunque claro estaba, Jessie para Ethan era todo, pero era diferente, ya que su hermana había aprendido a defenderse sola, como una copia de su hermano. Ella era diferente. Parecía tan vulnerable, como si fuese una muñeca frágil de porcelana que se podía romper en cualquier momento, por eso estaba dispuesto a ser como su guardaespaldas, al menos en la medida que le fuera posible.

-Eso es, intenta mantenerle alejado de tu mente con … pensamientos felices, tal vez eso funcione- dijo sin saber mucho si eso funcionaria, pero lo que estaba claro era que Kyle era producto de su subconsciente, y que cada vez adquiría mayor poder sobre ella-.

Observó como sacaba del dobladillo de su pantalón una especie de anillo, el cual se guardó en el bolsillo trasero con rapidez, antes de que se lo viese alguno de los guardias. Sonrió cuando Irina comentó lo de que le gustaba tomar cosas prestadas, y estaba totalmente en lo cierto. Ethan era cleptómano, necesitaba robar cosas para satisfacer una especie de deseo, y para cubrir sus necesidades. Ya se imaginaba la cara de su hermana cuando le diese el anillo… seguro que soltaba algún comentario tipo : “pero si todavía queda para mi cumpleaños…”

-No , yo lo que pasa es que tomo las cosas prestadas, pero luego como soy tan despistado, se me olvida devolverlas- dijo bromeando con una sonrisa fingidamente inocente-.

¿Pensamientos felices?¿Se refería a cachorritos, flores y cosas así? Porque cuando te están dando electroshock o, simplemente una paliza de muerte, en lo último en que piensas es en perritos y margaritas. Igualmente valoraba que intentaba animarme, era el único, los ánimos por parte de los que estaban igual que yo eran demasiado falsos.

Comenzaba a sentirme algo más lúcida, lo que hacía también que notara mucho más el dolor, ya que estaba más centrada y empezaba a ser consciente de todo lo que me habían hecho en las últimas horas. A veces no estaba segura de qué era peor, si no saber lo que era real o no o si saberlo y tener que enfrentarme sola, sin oportunidad de defenderme.

Ethan se guardó el anillo y sonrió ¿Despistado? Ya ¿y qué más? -Claro- dije alargando la a con tono irónico, seguro que era por eso y no por no tener ningún sentido de la propiedad ajena. -¿Y cómo te va a ti? ¿Algo nuevo?- bastaba de hablar de mi, quería saber cosas sobre como iba el mundo fuera, Ethan su hermana, Bliss, la resistencia, quería saber si podía hacer algo para ayudar, cualquier cosa... el problema iba a ser si sería o no capaz de cumplir mi parte si me pedían que hiciera algo. Ahora me sentía más o menos capaz de retener la idea, pero no sabía cuanto tiempo me mantendría cuerda hasta que volviera la enagenación y no fuera consciente de casi nada...

Fingió sentirse ofendido ante la prolongación de la "a" denotando incredibilidad. Puso un puchero muy mal fingido y bajó la cabeza fingiendo haberse ofendido. Aunque bueno, ofender a Ethan era una tarea complicada y prácticamente imposible, ya que una cosa era mosquearl y alterarle, y otra bien diferente ofenderle. Cuando alguien tenía intención de ofenderle, se volvía como una esponja por así llamarlo, absorbía lo que le interesaba, y lo que no, lo olvidaba sin dificultad. Otra cosa diferente era si la ofensa iba contra sus amigos o su hermana, entonces era cuando usaba palabras cargadas de veneno o algo que podría acabar peor.

-Soy un santo-dijo poniendo sus manos en posición de rezo-.

Sonrió y se encogió ligeramente de hombros tras su pregunta. Habían pasado tantas cosas en Svelven desde que él no la veía...

-Pues yo... sigo como siempre, no he cambiado ni un pelo desde la última vez que nos vimos-dijo guiñándole un ojo-.Intento llevar las clases al día, pero son demasido aburridas y por eso me las fugo a veces-dijo con naturalidad-. La relación con mi hermana es algo más fluida que antes, aunque hay muchas cosas que no han mejorado aún, debería venir con un manual de instrucciones, por ejemplo cada vez que se enfadase sin motivo simplemente pasaría a la página doce-bromeó con una sonrisa-.Hace tiempo que no veo a tu hermana cara a cara, últimamente ambos andamos ocupados y nos comunicamos mediante mensajes-le explicó-. Lo que sí que te garantizo es que tu hermana moverá cielo y tierra par volver a juntarse contigo-dijo haciendo una pausa para cambiar su tono por uno más bajo-. La resistencia continúa reuniéndose de manera clandestina en la biblioteca, y seguimos en busca de soluciones razonables.

Intenté poner atención a lo que me decía, muchas veces me dispersaba sin siquiera darme cuenta, pero aquella vez quería concentrarme en Ethan. A medida que hablaba me daba cuenta de que las cosas fuera no parecían estar bien para nadie. No se trataba de que le gustara o no estudiar, de que se llevara mejor o peor con su hermana por tonterías... ya no había libertad para que la gente se viera, Bliss carecía de eso y yo lo sabía ¿cuántos más estaría en esa situación? ¡Todos! Todos los que estuvieran bajo aquel malvado embrujo de los Saiteck... ahora recordaba ese apellido, ya no eran simplemente ellos y la verdad es que me ponía los pelos de punta... aunque al menos ellos no estaba encerrados y sometidos a aquellos castigos igual que nosotros. Se me hacía difícil imaginar a alguien en una situación peor.

Me dejé llevar por un momento, aún sabiendo que quizás incomodaría a Ethan con mi comportamiento, y le di un abrazo. Carecía de contacto humano agradable ahí dentro y llevaba un rato queriendo hacerlo, además, de algún modo que quizás ni yo llegaba a entender, quería que sintiera que le apoyaba y le comprendía. -Las hermanas pequeñas podemos ser un poco plastas... pero estoy segura de que ella te adora- yo le adoraba y a penas le conocía. -Lo sé porque yo soy hermana pequeña- dije separándome de él y sonriendo, como si aquello fuera toda la prueba que necesitara para demostrar que era toda una experta en la materia (que sí, la verdad es que tenía mucha prática). -Sé que ella te quiere y que tú eres un cerebro- por eso de los estudios -y sé que Bliss quiere sacarme de aquí- por mal que fueran las cosas jamás sería capaz de dudar de eso, por mucho que estuviera tardando en ver algún resultado. -¿Qué puedo hacer yo para ayudar?- quería colaborar, como fuera.

Se distrajo un momento quedándose mirando fijamente a uno de esos cabronazos, también llamados enfermeros, y cuando volvió a dirigir una mirada hacia Irina sintió como sus delgados brazos le abrazaban. Sin pensárselo demasiado, le devolvió el abrazo, ya que sabía que ella necesitaba afecto ahí dentro, al igual que a Ethan le sirvió bastante para sentirse aliviado y tranquilo. No mostraba mucho sus sentimientos a las demás personas, ni solía establecer lazos muy afectivos, pero aun así con ella era diferente, no la veía como una chica en el montón. Sonrío de lado cuando se separo y escucho su siguiente comentario. ¿Plasta? Jessica lo que parecía era bipolar en ocasiones, pasaba de la risa al cabreo en cuestión de segundos. Pero claro, como iba a quejarse si él era completamente igual.

-Es complicado, por ejemplo en tu caso sois dos chicas, os comprendéis bastante, pero yo no soy una mujer y me cuesta bastante entender sus necesidades, a parte que soy bastante sobreprotector y maniático con ella, y hay veces que no me aguanto ni yo- dijo algo divertido por lo ultimo-. Pero en fin, aunque no nos lo solemos mostrar estoy de acuerdo, ella para mi es la razón de que siga luchando día a día, sino te aseguro que habría tirado la toalla hace años- dijo con un leve asentimiento-. En cuanto a los estudios, soy bastante vago, para qué mentirte, pero intento concentrarme y no distraerme con nada, quiero ser algo en la vida -dijo sonriéndole-.

Se quedó pensativo ante su pregunta, ya que lo único que debía hacer ella era tener paciencia. Mucha paciencia y fe, sobretodo fe en que algún día de estos la sacarían de ahí. Ese lugar no era para ella, ni para Irina ni para ningún otro prisionero de ese lugar.

-Necesitaría que me informaras sobre horarios de vigilancia, entradas por las que se pueda acceder, puertas…. Cualquier cosa para que podamos sacarte y prepararlo con antelación –dijo mirándola -.

Me dispersé un poco cuando comenzó a hablarme de su hermana, no porque me aburriera o no me interesara, si no porque no podía sacarme a Bliss de la cabeza, no podía evitar preguntarme como sería su vida en casa, teniendo que fingir las 24 horas del día que era como todos aquellos zombies sin cerebro, programados por los Saiteck para no pensar en nada que pudiera bajarlos de su nubo... ellos... los que me habían metido aquí.

-Eso es fácil...- murmuré cuando me dijo que debía informarles sobre los horarios y las salidas, llevaba suficiente tiempo en ese hospital como para darme cuenta de lo repetitiva que resultaba allí la vida, alterada por castigos físicos y algún que otro intento de fuga o altercado menor, como mucho podía aparecer uno de esos científicos y llevarnos para hacernos más pruebas... pero los enfermeros y guardias hacían siempre lo mismo a la misma hora, era su rutina, y el edificio no había cambiado nada en todo el tiempo que llevaba allí, ni una ligera reforma, nada. -Son tres guardias diarias de ocho horas, siempre hay más guardias por la tarde, por la noche casi siempre estamos sedados para dormir y por las mañanas estamos demasiado cansados por la medicación como para intentar nada...- pero después de comer, en el segundo turno, todo empeoraba.

No estaba segura de que fuera el mejor momento y lugar para hablar de eso, desde el abrazo había notado como los guardias nos miraban mucho más... eran unos idiotas y estaban logrando que me sintiera incómoda.

Tras escuchar el horario que tenían los guardias de la boca de Irina, se quedó pensando en algún razonamiento rápido, efectivo y premeditado que pudiera llevar a cabo lo antes posible. Obviamente, Ethan no podría sacarla por las buenas, los guardias le superaban en fuerza y número, por lo que tendría que unirse con la resistencia para pensar en algo. Seguramente Irina no sería la única persona en salir de ahí si todo salía bien, había muchas otras personas que también saldrían si lo preparaban bien. Lo malo era que muchas de esas personas, ya habían intentado fugarse antes, por lo que tenían mil ojos encima, y estarían vigilados a cada momento para no hacer lo mismo otra vez. Los Saiteck eran los culpables de todo… sentía repulsión hacia cada uno de los miembros de esa familia, y eso que tenia que compartir su día a día con alguno de sus hijos, se reprimían las ganas de no ponerse a dar guantazos a diestro y siniestro.

-Bien, el horario está claro, que lo ideal sería planear la huida por la noche, que es cuando menos guardias hay, y ¿Sabes de algún conducto o ventana o puerta por el que podamos entrar? No creo que las puertas de esta mierda estén abiertas por la noche, ¿Me equivoco? –preguntó mientras seguía dándole vueltas a su cabeza-.

Ahora los guardias le miraban con miradas furtivas y de reojo, desconfiando de lo que estarían hablando, pero aun desconocían el tema de conversación, ya que de modo contrario, le habrían invitado “amablemente” a salir por donde había entrado.

Negué con la cabeza, las puertas siempre estaba cerradas. -Da igual si las puertas están abiertas o no o si hay algún conducto por el que colarse... mi celda siempre está cerrada de noche- sin la llave o un soplete no podrían sacarla y un soplete no era nada discreto.

Notaba las miradas de los guardias puestas en nosotros y cuando más discreta quería ser, cuanto más bajito hablaba o más me acercaba a Ethan, más atención ponían ellos en mi. Era agobiante, siempre era igual ¿qué esperaban?¿que fuera a salir corriendo en ese mismo momento? Ganas no me faltaban, pero si fuerzas y posibilidades. -Luego me obligarán a decirles de qué hemos hablado- le confesé a Ethan. Siempre hacían igual y yo tendría que inventarme algo creíble, si sospechaban que mentía la cosa se pondría fea.

Le agarré la mano a Ethan y me quedé mirandi a sus tatuajes, pasando uno de mis dedos sobre ellos, recorriendo todo el brazo, siempre me habían llamado la atención, pero yo no era de esas personas que preguntaban ¿te dolió? carecería de sentido. -No sabes lo que me gustan- confesé, hipnotizada, con esa mirada que solía asustar a los enfermeros.

Ethan profirió un suspiro pesado cuando Irina mencionó que las puertas estaban cerradas. Perfecto, ahora no se le ocurría nada. Ya se imaginaba a Jessie ayudándole para distraer a un guardia seduciéndole cual película de humor, luego él con un bate de béisbol que había aparecido de la nada, dejaba inconsciente al guardia, cogía las llaves, salvaba a Irina y a algún que otro prisionero, y adiós muy buenas. Pena que eso era ficticio, sino incluso podría funcionar.

-Cotillas entrometidos de mierda…-murmuró entre dientes tras escuchar que luego le pedirían explicaciones-.

Lo que faltaba, que esperasen que Irina les dijese de todo lo que habíamos hablado desde mi llegada, cosa que sabía que ella no haría, a no ser que la presionasen o la torturasen, en ese caso lo entendería. Pero si ellos se enteran de que había personas inmunes al virus, no le quedaría otra que mudarse con Jessie y re-comenzar una tercera vida.

Se sorprendió cuando ella agarró su mano sin previo aviso y comenzó a pasar uno de sus dedos por sus múltiples tatuajes. No le molestó, de hecho le causó gracia que a ella le gustasen sus tatuajes, a las chicas de su edad le solían parecer una macarrada sin sentido.

-Me los hice a los catorce años, con el simple objetivo de poder joder a mi padre, ¡Y vaya si le jodió!-dijo con total naturalidad-.

Me llamaban la atención las formas y los colores, sobre todo el colorido, no era muy común ver a gente así en Svelven, todos eran demasiado robóticos y alguien que llamaba la atención como Ethan terminaba siendo blanco de sospechas... Yo no diría nada, estaba segura, no era la primera vez que me hacían daño para sacarme información, pero sabía mentir, el dolor era terrible sí, pero aún así se les podía guiar hacia donde una quería, era sencillo manejarles cuando creían realmente que podían contigo. Si aguantaba todo aquello, tan débil no era...

-No es el mejor motivo para marcar tu cuerpo de por vida- músité, sin apartar la mirada de los tatuajes, es más, me acerqué un poco más para apreciar algún que otro detalle. Fuera cual fuera el motivo de que estuvieran ahí, eran una pasada. -Algún día me haré uno- o más, aventuré, forzando una sonrisa, sin desviar mis ojos hacia los de Ethan. -¿Me acompañarás?- Fantasear con que algún día saldría de allí y podría hacer todas las cosas que siempre había querido era prácticamente lo único que me quedaba.