Un rato de relajación...vigilado{Nate}

Puede que esté cansada, muerta, con ganas de únicamente estar en mi casa sóla o con mi hermanita menos, viendo películas y hechada en la cama. Pero...trabajo es trabajo y justamente esta era la semana de papeleos y supervisión. No era mi pasatiempo favorito, pero aún así debía cumplirlo. Justo ahora era la parte del día donde los chicos se relajaban un rato afueras de sus celdas y cofraternizaban con otro?Me da igual.
Entré a la sala y empecé a recorrerla, los jóvenes jugaban algunos juegos de mesa, otros veían la televisión muy concentrados en lo que decían. Habían otros que simplemente miraban a la nada, como si no estuvieran en este mundo.
Me senté en una de las sillas que estaban al costado de la única puerta por donde se entraba al salón y me puse a leer mi libro favorito, Orgullo y Prejuicio. Pero aunque estaba concentrada en leer mi libro, estaba en alerta sólo por si algo malo pasaba, ya que uno nunca sabía con estas personas, podía ser que un día estuvieran tranquilos, pero tal vez al día siguiente podían matarte, felizmente que había estudiado defensa personal y que llevaba conmigo un spray de pimienta, sino....estaba muerta.

Después de pasar lo mismo de todas las mañanas: desayuno, ejercicio, ducha; decidí ir a la sala de recreación a buscar algún libro nuevo. Había acabado de leer las últimas páginas de los pilares de la tierra la noche anterior, y realmente no me apetecía volverlo a leer porque sino acabaría por aburrirlo, aunque pensaba que eso era imposible. Pero creía que saberme el libro casi por completo, ya no era normal.

Mientras me dirigía vi a bastantes pacientes, algunos parecían estar en pleno apogeo de trastorno maníaco, otros en plena depresión. Desde que había entrado en la institución, después de pasar algunos meses alejado de las drogas y cuando verdaderamente empecé a notar mejoría, había comenzado a leer varios libros sobre el campo de la psiquiatría para poder entender lo que me había ocurrido. Había comprendido que mi esquizofrenia se debía a un cuadro englobado dentro de un trastorno orgánico producido por el consumo de cannabinoides, era el culpable de todo lo que me había ocurrido. Además de que ya estaba predispuesto por mis problemas pasados. Pero eso ya era agua pasada... al menos, debería serlo.

Llegué a la sala y me fijé que había bastante gente, alguna que no había visto nunca. Pero no me interesaba mucho. Me dirigí a las estanterias de los libros para dejar mi ejemplar del libro de Ken Follet y comencé a leer el título de otros libros. Mis ojos se posaron en "El médico" de Noah Gordom. Bastantes personas me habían recomendado el libro, asíque nolo dude demasiado y lo cogí. Me dirigí a una silla, me senté y comencé a leer las primeras líneas. Me fije que la chica que estaba ami lado estaba leyendo Orgullo y Prejuicio. No había leído ese libro nunca, pero también había escuchado cosas buenas sobre el. La chica no parecía de aquí, me sonaba de haberla visto un par de veces, pero no iba vestida de paciente.

- Disculpa...

Dije para llamar su atención. Cuando miró hacia mi, continué hablando.

-¿Cuando acabes con el libro podrías prestármelo?

Las primeras hojas del libro que estaba leyendo no me estaban entusiasmando demasiado, le daría una segunda oportunidad otro día, pero realmente necesitaba en estos momentos un libro que me enganchase ya desde el principio

Estaba metida en al lectura, imaginando como sería una vida como la de ellos. Bailes, compromisos, la sociedad inglesa de antaño, me causaba mucha curiosidad y a la vez me aterraba un poco, considerando que yo jamás podría casarme con una persona por deber, no habría sobrevivido a ese tiempo. Estaba en el capítulo del baile, en el cual Elizabeth recién conocía al señor Darcy y sinceramente, aunque según ella era desagradable, a mí me parecía misterioso y me gustaba, pero claro que habían partes en las que quería matarle por pasarse de atorrante. “¿Qué recomienda usted para enardecer el afecto? —Bailar, incluso si la pareja de uno es apenas tolerable”En definitiva esa frase del libro me llamó la atención y sonreí, imaginándome la escena y como se sentiría Darcy al oír eso, a puesto a que querría que la tierra le tragase vivo. Pero la joven Bennett tenía mucha razón, no hay nada mejor que un baile para hacer más fuerte el afecto entre dos personas que se aman.

Me sorprendí al oír una voz que me hablaba *Disculpa*, me decía una voz masculina con amabilidad, tratando de llamar mi atención, no era un guardia o un médico, porque los conocía a todos, volteé mi mirada y ví a un joven de cabello negro y de piel bronceada, al parecer era un paciente, jamás había entablado conversación con uno, ya que no me estaba permitido hacer vida social ahí, pero suponía que hablar un rato con alguien no haría anda mal, no?.
Sonreí cuando me preguntó si es que le podía prestar el libro, le miré con amabilidad y se lo dí, memorizando en que página me había quedado, me compraría otro mañana cuando pasara por alguna librería cercana.
-Puedes quedártelo, no hay problema, tengo otro en mi casa.
Le respondí mintiendo un poco, no quería que me dijera que no era necesario que se lo regalara, además, de seguro no habían libros de Jane Austen por aquí y...él lo necesitaba más que yo?. Vale..lo que sea.

La chica parecía muy amable, y me ofreció su libro. Según parecía, el libro era suyo y me lo estaba dando, pero no podía aceptar algo de un extraño, me sentiría un poco mal, después de todo era suyo, y aquí había muchos libros. Miré la portada del libro y la sinopsis, parecía interesante, pero aun así no podía tomarlo.

- No, muchas gracias, pensé que era de la biblioteca y te iba a pedir que cuando acabases con el, si podías, me lo prestases, pero no puedo aceptarlo

No tenía derecho, era suyo y sino tendría que comprarlo de nuevo

- Es que ya leí casi todos los libros de la biblioteca, y ando buscando nuevas lecturas, o al menos esperando a que pongan nuevos libros, que tampoco estaría mal

Reponían libros más lentamente de lo que yo tardaba en leerlos, así que siempre tenía que esperar un tiempo para encontrar otro buen libro.

- ahora empecé a leer El médico, pero el principio no me engancha demasiado, y necesito una lectura que me guste desde el principio sino ya no lo leo de buena gana

Cuando me gustaba un libro, hasta que no lo acababa no paraba, pero si ya no me llamaba demasiado la atención... me abstraía con facilidad y no tenía ganas de que mi cabeza pensase. Demasiados malos recuerdos me acosaban

- De todas maneras, muchas gracias, me has dado una idea para mi próxima lectura.

Se lo tendí, para que ella lo cogiera, tratando de ser amable y educado.

Negué con la cabeza, sonriendo algo divertida, sabía que su respuesta iba a ser exactamente así, pero a mi no me molestaba comprar otro libro nuevo, aunque...si mal no recordaba, había un libro antiguo de Orgullo y Prejuicio en la casa de mis abuelos.

-Por favor, insisto, en al biblioteca no hay ningún libro de Jane Austen, créeme, ya lo verifiqué. Como dije, tengo otro libro de este en mi casa.

Medité un poco sobre lo de la biblioteca, era cierto, no habían muchos libros, tal vez podría regalar algunos de mi colección para que los demás de aquí se entretengan un poco con buena literatura.

-Mmm...supongo que eso tiene arreglo, podría donar algunos libros de mi colección aquí.

Me encojí de hombros al ver como me tendía el libro, lo miré con amabilidad y tratando de hacer mi mejor imitación de ojitos de perrito abandonado, tal y como hacia mi hermana.

-Por favor, quédatelo, si?. Además es uno de los libros que voy a donar, pero no crees que sería genial tener el tuyo propio y que no necesites prestártelo a cada rato?.

La chica parecía interesada en que yo me quedara con el libro. No entendía muy bien el motivo. Si bien era cierto que nunca había visto ese libro en la biblioteca, no entendía porque quería regalármelo aún así. No la estaba amenazando ni nada, como cuando tenía que dar en el colegio el dinero de mi almuerzo a los mayores porque sino me darían una paliza y, aún así, a veces la recibía de propina, cuando le dinero no llegaba para todos.

- Muchas gracias, es muy amable. Aún así, cuando acabe de leerlo lo dejaré en las estanterías para que otras personas puedan hacerlo.

No me gustaba ser egoísta, y en este lugar no nos dejaban tener posesiones personales, así que me daba igual. Lo único que podíamos tener en nuestras habitaciones era el pijama y si estábamos leyendo algún libro de la biblioteca, pues ese libro. Volví a acercar el libro hacia mí y comencé a mirarlo algo distraídamente. Esta chica era algo extraña, era muy expresiva y demasiado amable... conmigo. Sólo algunos sanadores se comportaban así conmigo, para que les cuente que me ocurre, o para saber algo sobre mi. El resto de la gente.. bueno, no me llevo con demasiados, no me gusta pasar mucho tiempo con alguien. Puede que del colegio y el instituto pasara ya mucho tiempo, pero todavía seguía grabado a fuego en mi memoria.

Ella comentó que no le importaría donar libros a la biblioteca, y yo me quedé muy sorprendido. No entendía su comportamiento y porque lo hacía. Quizás se sentía mal por algún motivo y lo hacía como acto caritativo, para sentirse mejor.

- Eso sería muy amable por tu parte, pero sino...¿tu que vas a leer?

Arqueé las cejas, y la miré pensativo. No entendía que alguien se comportase así, me hacía pensar que había otro tipo de gente que jamás había conocido, pero... no lo sabía con certeza.

- Además, aquí no hay demasiada gente que disfrute leyendo. Muchos de los ingresados tienen verdaderos problemas y tienen que estar con medicación todo el día, por lo que están en su mundo de distracción. Y otros prefieren estar en el jardín, paseando y hablando con sus amigos.

Amigos.. quizás algún día llegase a saber que era eso. En el instituto había estado demasiado solo y ya comenzaba a dudarlo. Tenía 24 años, y nunca había tenido ni uno solo en mi vida.

- ¿Tu por qué estás aquí? Paciente, desde luego no eres, porque no llevas la ropa del centro.

Se abrió la puerta y entró otro guardia, le miré fijamente prácticamente diciéndole que todo andaba bien, que no había problema alguno por ahora. Volví la mirada al chico y me acomodé los cabellos que se habían alborotado cuando la ráfaga de aire pasó por el lugar donde estábamos sentados.

-Vale me parece bien, y si te hacen preguntas sobre donde lo conseguiste, díles que es un regalo de la señorita Jones para la biblioteca de aquí.

Sonreí al ver su cara de sorpresa cuando mencioné lo de la donación, siendo sincera habían algunos libros que tenía hace demaciado tiempo, los cuáles casi ni leía, y podrían serle más interesante a otros. Además, ocupaban bastante espacio en mi departamento y ya que no era muy grande porque yo vivía sola en él, aunque mi hermanita me visitaba y se quedaba a dormir conmigo, mis cosas de las galerías y demás papeles necesitaban más espacio.

-Pues, tengo bastantes libros en la casa de mis abuelos y además otras cosas, con las justas puedo leer algo que me guste...el trabajo en las galerías de arte es matado. Y pues...no será para las personas que estén actualmente aquí, hay que pensar en las generaciones futuras.

Hice una mueca, tenía razón, las personas de aquí no les interesaba mucho la literatura, pero no sólo era para ellos, sino para los que próximamente vinieran. Oí su pregunta, obviamente no le podía decir lo que en verdad era, mentiría, no. No era bueno haciéndolo, simplemente ocultaría parte de la verdad, cosa que era muy diferente.

-Pues, yo trabajo en oficina, por eso casi nadie me conoce aquí, excepto los médicos, ya que además soy directora de un Museo de Arte, pero hoy me tocaba hacer papeleo y vigilar, por eso estoy aquí.

Cuando me dijo que si le preguntaban de donde lo había conseguido, dijera que me lo había dado ella. yo asentí lentamente

- De acuerdo señorita Jones, muchas gracias.

Solía trata a la gente siempre con mucha educación, mientras no me tocasen demasiado las narices, o se las tocasen a otra persona. No me gustaba ver como otras personas pasaban lo que yo había pasado. Ella me comentó que tenía un salón lleno de libros, y realmente me dio mucha envidia.

- Si algún día salgo de aquí, me gustaría tener una biblioteca enorme de libros, me gusta mucho leer. Me ayuda a evadirme...

Realmente, ya me gustaba antes de eso.. o quizás no. siempre me había gustado leer, pero realmente, hasta donde me alcanzaba la memoria, siempre se habían metido conmigo. Me comentó que trabajaba en una galería de arte. Vaya, esta chica era toda una humanista. A mi quizás me gustasen más las ciencias que otra cosa, pero realmente me gustaba leer sobre cualquier tema, y lo que fuera.

- ¿Y no se siente un poco cohibida al estar aquí? Me refiero.. aquí hay muchos enfermos mentales, cualquier persona podría tener miedo a caminar por aquí. Hay muchos que son inofensivos, pero otros que son bastante peligrosos con trastornos agressivos de la personalidad... no le recomiendo encontrarse con ninguno.

Le sonreí amablemente al chico, ah, que idiota, no me había acordado de preguntarle como se llamaba. Que olvidadisa, por Dios!. Volví de mis pensamientos recriminatorios y con voz suave le hablé.

-De nada, es todo un placer joven...?

Le pregunté con algo de curiosidad, después leería su expediente para saber que era lo que había pasado exactamente con él. Suspiré cuando oí lo que dijo, yo sabía que era casi imposible que alguien saliera de este lugar, imposible para ser sincera, me sentiría culpable después por darle ánimos, pero no me gustaba ver a la gente triste y este joven me agradaba.

-Bueno, todo es posible en esta vida, mientras tanto tendrá una biblioteca con libros nuevos que daré, poco a poco habrán más y más, creo que después de esto tendrán que remodelar la biblioteca.

Arrugé los labios, formando una línea tensa en ellos, le sería algo sincera con esto, claro que tenía algo de miedo, como cualquier persona normal en el universo, pero no era de las personas que se dejaban undir por ello, todo lo contrario, luchaba.

-En definitiva es extraño y a veces atemorizante, claro...pero se defenderme perfectamente bien y se como manejar situaciones de alto riesgo, además mis propias experiencias que tuve de cuando era niña me sirvieron de mucho. Además, siempre voy acompañada de algunos guaruros gorilones que hay de guardias aqui.

Parecía una mujer bastante agradable y simpática, no mucha gente me había ofrecido un libro el primer día de conocernos. Realmente, pocas veces había conocido a alguien.

- Mi nombre es Nathaniel Evans, pero prefiero Nate. Yo solo sé su apellido, ¿como se llama?

Más corto, y más bonito. no era que Nathaniel me horrorizase.. pero había personas a las que le hacía gracia que me llamase así. a veces pensaba que cuando alguien quería reirse buscaba las excusas más absurdas.

La joven parecía intentar animarme, era muy amable de su parte. Además, parecía decidida a donar muchos libros. Eso me alegrada, pero no quería que se tomara esas molestias.

- Es muy amable, pero no tendría que hacer nada, quien deberían hacerlo serían los que llevan el hospital

Suspiré. Me moría de ganas de salir de aquí y comenzar una nueva vida. Adoptar un gato, estudiar, trabajar, salir a pasear fuera de los muros. La joven me dijo que a veces estaba atemorizada.

- La mayoría de los que están aquí no son peligrosos, sólo hay algunos pero ya tienen bastante peligroso y no les dejan salir de su habitación casi nunca. Sólo cuando están casi al 100 % seguros de que no les ocurriría nada.

Sólo que aveces los cálculos no eran los correctos y los pacientes se descontrolaban y comenzaban su comportamiento violento.

- Y después es cuando suceden los pequeños accidentes... Aunque muchos se controlaban bastante, temen las consecuencias

Dije eso último bajando la voz, para que solo ella me escuchase. Si, las palizas. Kyra era completamente inhumana y no se resistía a pegar una buena paliza siempre que podía. era una sádica. Odiaba esa mujer, y me gustaría poder devolverle todo el daó que nos ha hecho

Le sonreí al joven y asentí, Nathaniel, un hermoso nombre, no muy común claro, cosa que lo hacía más bonito.

-Un placer conocerte Nate, yo...bueno...mi nombre completo es Lucille Jones, pero preferiblemente quiero que me llames Lucy.

Simplemente no me gustaba mucho Lucille, por más que a mi madre le encantara y desde pequeña me dijera así, aunque obviamente no se lo había dicho, hasta mi etapa de rebeldía juvenil. Lucy sonaba más bonito y dulce, realmente sonaba mucho mejor y me recordaba a algunos personajes de los libros que leía.

-Sí...pero a ellos no creo que les interese la literatura tanto como a mí y no traerían libros interesantes, no hya nada mejor que encargarse uno mismo del trabajo.

Entrecerré los ojos, demonios, me sentía como una plasta, sabía que los prisioneros eran castigados cuando se portaban mal y torturados sólo para que les dijeran cosas importantes, una vez había precensiado eso, no me gustaba en absoluto, pero era mi trabajo y debía respetarlo y a lso que dirigían todo esto.

-Sí, lo sé....creo que por eso no paso mucho tiempo aquí....prefiero estar organizando cosas de las galerías de arte o visitando a mi familia, pero sí me dicen que tengo que venir de todas maneras no me queda de otra. Todo por mantener a mi hermanita y a mis abuelos.

Parecía que ella, al igual que yo, tenía un nombre bastante largo que no le gustaba. A mi no es que no me gustara, pero me parecía muy pesado que tuvieran que pronunciar ¡mi nombre completo. Además, para la gente que lo usaba... por lo menos que no se cansasen.

- no me disgusta, aunque ciertamente me gusta más Lucy, me gustan mucho más los nombres cortos

Dije intentando ser amable. ella siguió insistiendo en lo de traer ella misma libros. Yo la miré sorprendido. no entendía porque tanto interés en darnos libros.

- Muchas gracias, en serio, no hay mucha gente que nos trate tan bien como usted.

Lo cual era bastante cierto, el resto de la gente pensaba que eramos apestados o que se yo, no era muy normal como nos trataban. Aun así, a ella tampoco le entusiasmaba la idea de venir. Lo entendía, para mi no sería tampoco plato de buen gusto.

- Yo si estuviera fuera, intentaría evitar este lugar por todos los medios posibles, sobre todo después de vivir la experiencia de ver como es por dentro.

Suspiré. Era cierto, tra sver como era por dentro y ver como eran algunas personas.. Aunque realmente, yo lo había pasado pero fuera que dentro. Aunque ahora sabía que las cosas serían diferentes.. o no, porque si saliese me tacharían de loco, siempre se burlarían de mi por algún motivo.

- ¿Y de que estilo es su galería de arte arte?¿ tiene un estilo predeterminado o un poco de todo?

Me gustaba el arte, aunque no tenía mucha idea de eso. Pero siempre me había interesado. Me gustaría ir algún día al Louvre.

Me dité un poco, mi nombre, Lucille...un nombre un poco largo, pero sin gracia alguna, recordaba como se lo había dicho a mi madre, como se lo había tomado ella...malditos recuerdos!. Maldita suerte tenía mi hermana al no haber tenido que soportarme en esa faceta de estúpida que hbía tenido, de la cuál, me arrepentía con todas las letras. Suspiré y eliminé de mi mente eso.

-Yo...simplemente de chiquita nunca me gustó, suena demaciado serio y yo no lo soy, bueno....sólo cuando la ocación lo indica.

Me encogí de hombros y me acomodé nerviosa un mechón de mi cabello, vaya mentira que iba a decir, aunque en verdad yo fuera amable y todo eso, fuera de este sitio, aquí mismo no era exactamente agradable, yo descargaba mi furia aquí, cuando en verdad me había pasado algo malo, aunque mi mente me dijera que no estaba bien, me sentía mejor descargándome con los demás, aunque después esa culpa atormentaba mi pobre mente.


-Bueno...es sí lo sé, simplemente no me gusta ser la mala de la película, aunque en verdad si puedo serlo cuando me provocan...pero en realidad soy buena buenita. Y bueno... sólo con este trabajo gano lo suficiente como para mantener a tres personas además de mí y un perrito.

Mi mirada estaba ausente, pensando en mi hermanita, pero aún así, sonreí cuando mencionó mis galerías de arte. Esa era mi pasión y mi lugar especial, aunque fuera trabajo, sólo ahí podía ser yo misma y divertirme viendo pinturas, pensando como se inspirarían los pintores, imaginando como sería si yo me dedicara únicamente a eso.


-En verdad, no. No lo tiene, simplemente está organizado desde pintores antiguos hasta más recientes como Picasso, no me concentro en sólo lo actual o lo antiguo, prefiero las fusiones entre ambas, además, así las personas pueden diferenciar como era el tipo de arte en el siglo quince hasta hoy en día.

Ella dijo que lo que no le gustaba de su nombre era que parecía demasiado serio, y que ella no era así. No opinaría, puesto que no la conocía demasiado, así que mi opinión no es que fuera demasiado válida.

- Entonces es normal que no te guste, el mio es demasiado largo y siempre que se lo decía a alguien, le costa aprenderselo, asíque empecé a preferir Nate

En las pocas ocasiones que alguien me lo había preguntado, claro, que no había sido demasiado común. No es que me caracterizara por conocer a mucha gente, pero bueno... Ella dijo que solo había aceptado este trabajo porque era con lo único con lo que podía mantener a tres personas. Ahora me cuadraban mejor las cosas. No creía que nadie del exterior estuviera aquí metido por deseo propio.

- entonces es normal, a veces por la gente que quieres harías cualquier cosa...¿no?

Eso es lo que había leído en libros, aunque no acababa de comprender demasiado eso. Nunca nadie lo había hecho por mi, así que no podía comprender como alguien podría hacer eso por otra persona siendo conscientes de la avaricia y el egoísmo humanos. ella me comentó como estaba distrubuida la biblioteca y yo la escuché con atención.

- No me gusta demasiado picasso, me gusta más el arte de reflejar paisajes, el retrato.. de la forma más bella posible, no crear formas abstractas que tienes que imaginarte completamente lo que son, para mi eso no es saber pintar

Simplemente, era tener suerte, y que alguien viese en tu cuadro algo en lo que tu no te habías fijado pero que, a partir de ese momento, se convierte automáticamente en el título de la obra.

- Yo soy más de pintores, cuanto más antiguos mejor