Hard training...(con Kitty)

9:00 de la mañana. Acababa de levantarme, no solía levantarme tan tarde pero la noche pasada había tenido unas pesadillas, recuerdos difusos de mi época en el instituto y no había logrado conciliar un sueño profundo. cuando me levanté, cogí unas tostadas que me habían dejado de desayuno. Las comí lentamente, mirando de reojo el asqueroso café que siempre servían y que hoy no pensaba tomar, no me apetecía demasiado. Cuando las terminé, miré hacia el suelo y me lancé hacia el. Hice unas cuantos cuantos minutos planchas, después abdominales y miré hacia una de las tuberías que hacía en el techo. Salté para agarrarla, y comencé a elevarme para ejercitarme. Me relajaba mucho hacer ejercicio, me despejaba la mente y me permitía que no recordara partes negativas de mi vida antes de ingresar en Vecordia.

Después de acabar la sesión de entrenamiento, me dirigí directo a las duchas de hombres con una toalla. Me gustaba sentir el agua caliente después de estar entrenando, se sentía bastante satisfactorio. De hecho, estuve bastante tiempo bajo el agua. cuando salí, después de secarme y vestirme, comencé a caminar hacia mi celda. De camino, me encontré una chica que tenía un poco de cara de susto (?? xD). Parecía algo asustada, o preocupada.

- ¿Estás bien?

La observe sin moverme del sitio. Igual le había pasado algo importante, alguna paliza de Saitek o algo por el estilo, no sería tan extraño. La había visto un par de veces antes, y había hablado un par de veces con ella.

- ¿Problemas con los sanadores?

La chica parecía un poco nerviosa, pero no me quería decir que le ocurría. yo no quería insistir demasiado, sino me lo quería decir sus razones tendría y no tenía ningún derecho de preguntarle. Aún así, me daba pena que lo estuviera pasando mal. Pero no era mi problema. Me encogí de hombros.

- Vale. Como quieras.

Continué caminando, lentamente hacia mi celda. Miré un momento hacia atrás y me dije que la chica tenía cara de estarlo pasando mal. Me quedé un momento quieto, meditando si volverle a preguntar o no. Parecía muy tensa, pero no sabía que hacer para ayudarla, y ella no parecía muy dispuesta a facilitarme que lo hiciera. Me giré y volví de nuevo a su lado.

- ¿Estás segura de que estás bien?

Arqueé las cejas y miré hacia los lados, para ver si venía alguien, por si la habían amenazado y no quería decir nada.

- Si quieres te acompaño a algún sitio, de todas maneras no tengo nada que hacer.

Después de entrenar, no solía hacer nada salvo leer unos cuantos capítulos de cualquier libro que encontraba en la librería, de todas maneras no creía que tardara demasiado.

La chica parecía que se había tranquilizado, eso me alegraba. Me dijo que ella iba a leer un libro a su habitación, que no tenía ganas de hacer otra cosa ni nada que hacer y que si quería que me acompañaba a mi. No entendía que tipo de interés podría tener en acompañarme a mi habitación, pero no iba a preguntárselo. Me encogí de hombros.

- como quieras.. la verdad es que yo también iba a leer, acabo de salir de la ducha y es lo que normalmente hago.

Desayunar, entrenar, ducharme, leer y por la tarde pasear y leer el periódico, no solía hacer nada a mayores. Era una rutina algo monótona, la verdad, pero no me apetecía hacer otra cosa.

- ¿Que libro estás leyendo?

Igual me podía recomendar alguna lectura, yo ya me había leído gran parte de los libros que había en el Vecordia, y no me improtaba volver a leerlos pero a veces me apetecía variar un poco mis lecturas

- Yo estoy leyendo Los Pilares de la Tierra de Ken Follet, ya lo leí un par de veces, pero es uno de mis libros favoritos, sino lo has leído te lo recomiendo.

Era un libro bastante interesante, lo había leído bastantes veces, pero cuando no encontraba nada mejor siempre recurría a el, nunca me aburría de pasar sus páginas aunque había bastante capítulos que me los sabía de memoria. Pero ya había pasado bastante tiempo aquí encerrado, lo cual no entendía porque creía que estaba completamente reformado, no sabía porque seguía aquí metido.

- ¿Llevas mucho tiempo aquí metida?

Me dijo que llevaba cuatro años aquí encerrada. Yo creía que llevaba lo mismo, o más.. o menos, realmente no llevaba mucho control de los días que llevaba aquí. Casi tan siquiera podía recordar que tenía 24 años. No llevaba un control muy bueno del día en el que estábamos o del año. Tan sólo por los periódicos que a veces leía cuando los había.

Ella me ofreció a que la acompañase, ella estaba leyendo "el alquimista". Había leído ese libro. Me había resultado bastante interesante. Me limité a asentir y comencé a caminar junto a ella por los tortuosos pasadizos. al menos lo eran para mi, odiaba ese sitio, cada día más porque no podía comprender porque me tenían aquí metido. Muchas veces había sentido ganas de rebelarme y marcharme de allí pero muchos otros lo habían intentado sin éxito, y los castigos habían sido graves. No quería arriesgarme.

Estaba tan inmerso en mis cavilaciones que no me había dado cuenta que la chica se había quedado un poco atrás. Se le veía un poco lívida, y con los puños cerrados con fuerza. Me resultaba familiar, yo había pasado por eso.. aunque tenía vagos recuerdos. Me giré y caminé hacia ella. Cuando llegué a enfrente suya, me agaché unos centímetros para que nuestras miradas quedasen a la misma altura.

- Se que no es fácil de hacer, es más fácil decirlo, pero no hay nadie más aquí... no debes tener miedo, si algo pasa yo te protejo, no te preocupes

Le tendí mi mano amablemente para que me la tomase. No solía hacer eso muchas veces, pero empatizaba con ella por lo que estaba pasando. sabía exactamente como se sentía.

- Sólo dame un apretón cuando tengas miedo, cuando creas que algo te va a hacer mal, y yo te defenderé

No entendía demasiado lo que decía, su discurso era inconexo e incongruente, pero por lo que se le entendía, parecía tenerle temor a un tal Jonathan que debería estar muerto, porque hacía una alusión a que el quería que ella lo acompañase. estaba completamente aterrorizada.

- Jonathan no está aquí, el no puede venir a buscarte, tu eres más fuerte que el... lucha contra las voces y acállalas en tu mente, contra esa sensación de que alguien te persigue y espia, tu puedes hacerlo.

Exclame, mirando a los ojos y agarrándola por los hombros para que me mirase. Entonces ella se soltó y me abrazó. Yo me quedé un poco cortado. Nunca nadie a parte de mis padres me había abrazado, y me resultaba muy extraño.Coloqué mis brazos a su alrededor también, para intentar calmarla.

- Tranquila.. el no te va a hacer daño, no puede entrar, no es real... tu le das el acceso a través de tu mente, de tu miedo, deshazte de él, de su memoria, de sus recuerdos

Era una sensación muy grande de angustia cuando eso ocurría, lo sabía perfectamente. Realmente, ahora me prgeuntaba porque había empezado a tomar droga. Jamás me había reportado nada bueno, y por su culpa estaba aquí encerrado

Parecía que poco a poco comenzaba a calmarse, y volvía a la normalidad. Pude ver que sus ojos estaban llorosos, realmente lo tuvo que haber pasado mal. ella me dijo que lo lamentaba, y yo negué con la cabeza

- No tienes nada que lamentar, sé lo mal que se pasa con eso... y si puedo ayudar, no me importa

Parecía simpática esta chica. Después me preguntó mi nombre.

- No exageres... tampoco te salve la vida

Ladeé la cabeza. Yo había tenido muchas veces esa sensación de persecución, de malestar, era muy incómodo y hacia que salieran todos mis miedos. Justo como lo que yo podía hacer, aunque no acostumbraba a hacerlo, no me gustaba. La única vez que lo haré será en contra de Kyra, para devolverle todo lo que nos había hecho pasar.

- Me llamo Nathaniel, prefiero Nate, no me gustan los nombres largos.

La miré, esperando que ella me dijera su nombre. Casi nunca me habían preguntado mi nombre, se me hacía un poco extraño.

- De ahora en adelante, si te ocurre algo como eso, búscame y te ayudaré encantado

Tanto como encantado, quizás no, pero si que me gustaba y, además, si podía evitarle ese mal trago, lo haría. Nadie lo sabía mejor que yo, ni que todos los que lo habían padecido alguna vez, y cuando me daban esos ataques hubiera agradecido mucho que alguien me hubiera ayudado, haciendo que mantuviera los pies en el suelo